El regreso
PV Marie
Muchas veces cuando no ves la salida del laberinto empiezas a imaginar que quedarte estancada es lo mejor, ya que un día llegara alguien a rescatarte… de pronto en menos de lo que imaginabas ante tus ojos se posa quien tú crees la salvación y te ayudara.. Te muestra un frasco mágico y tú lo ves tan tentador, que no lo piensas dos veces en abrirlo… ahí ves lo que por un momento puede ser tu felicidad, incluso olvidas que querías salir del laberinto… así que decides mejor quedarte con tu frasco y seguir jugando con lo que crees te hace feliz… Me dirigía al lugar de donde ya hace mucho no había estado, luego de que se fuera ya no tenía por qué mantenerme más alejada de ese bar… no tenía precisamente amigos, pero si personas que me daban lo que yo necesitaba en esos momentos
—Hay Marie hace mucho no vienes por aquí, creímos que te había tragado la tierra—el barbas, siempre ten gracioso
—pues ya volví y acostúmbrate, porque estaré mucho tiempo
Seguí recorriendo el lugar hasta llegar a la mesa donde mi “amigo me esperaba” seguro sabía que regresaría
—Marie, ¿tu aquí? Creí que ya eras una buena persona
—mejor dame lo que busco y guarda tus comentarios fuera de lugar
En la mesa, justo ante mis ojos mi escape, una de las cosas que me traían felicidad, o mínimo me hacía olvidar parte de mis problemas… Horacio me dio el billete, y yo sabía perfectamente lo que debía hacer, lo enrolle y comencé a inhalar, sentía como me quemaba por dentro, como rápidamente se expandía por mi cuerpo, por mi ser, me sentía volar, sin problemas, sin dolor… así pase una hora inhalando con Horacio, hasta que estaba segura que era peligroso para mi estar ahí, así que empecé a imaginar la excusa para salir sin ninguna sospecha, y el chico que me ayudaría justo se apareció por la puerta
— ¿Quién es?—le pregunte a Horacio
—el nuevo repartidor
—Voy a saludar…
Me limpie un poco la nariz, y fui en dirección al chico que estaba en la barra esperando el pago
—Hola—dije, él no me volteo a ver, pero respondió
—Hola
—soy Marie
—Es un gusto—le tendí mi mano y ahora si le vi bien la cara, era de ojos azules, cabello hermoso color castaño, me dio la mano y sonrió
—mira necesito que me ayudes, llévame a mi casa, no recuerdo como llegar solo sé que es en Manhattan en uno de los departamentos más caros que ahí se puede encontrar
— ¿Pero de que me hablas?—pregunto el chico confundido y la verdad yo igual lo estuviera
—si me quedo, no sé qué me harían estos tipos, así que por lo que tu más quieras ayúdame
—está bien
Él y yo salimos del lugar, le dije que buscara en mi celular el número de mi casa, pregunto por la dirección no sé cómo la consiguió pero en poco rato ya estábamos ahí, entre a mi casa, yo sabía que no habría nadie ya que eran las 3 y la sirvienta de turno ya se había ido, le dije al chico que si quería podía entrar, aun me quedan un poco de modales, después de todo me había ayudado sin esperar nada a cambio y seguro él no me violaría, le dije que se sentara y recordé que no sabía su nombre …
—aún no se tu nombre
—Soy Luis
—Es un gusto Luis—el me miró fijamente, seguro se preguntaba que hacia una chica como yo en un bar de mala muerte, pero eso era lo que todos querían saber
— ¿tus padres no se molestan que llegues a tu casa toda drogada? — mínimo formulo de manera diferente la pregunta
—A mis padres no les importo
El chico me miro confundido, seguro lo estaba, yo la verdad cada vez se me hacía más difícil mantener la mente despierta… lo último que recuerdo es al chico diciéndome “¿Por qué lo hace?” luego seguro me desmaye y ahí estaba su voz, prometiendo cuidarme, porque no se largaba de una buena vez, que no se daba cuenta que yo ya no lo quería ver... ni escuchar... me abandono y no se lo perdonaría nunca… jamás… ya no importaban las promesas, él se fue primero, rompió primero su promesa, me olvido, olvido que yo lo necesitaba… Ahora ya no quiero saber nada de él, nada NADA NADA…
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