Razones
PV Marie
La semana trancurria rápido… en los últimos días Luis me había acompañado a mi casa, ya no era tan incómodo como la primera vez, pero eso se debía a que Luis no paraba de hablar, me contaba cosas de su vida y yo solo me limitaba a asentir, y si eran preguntas las respuestas eran de lo más convincentes y cortas… Hoy era jueves, me estaba quebrando la cabeza para encontrar una forma de escaparme mañana e ir de visita a mi bar favorito, seguro Horacio estaría pensando que no iba a volver, cosa que no sería así, claro que ahora era un poco más precavida y podía controlar mis necesidades antes de volverme loca, así era como había soportado la semana sin una sola dosis, pero si no hacía algo pronto seguro estallaría… llegue a mi casa, como de costumbre no había nadie… no tenía hambre así que fui directo a mi cuarto, quería darme una ducha muy larga… llene la bañera de agua caliente, me desvestí y me quede ahí un buen rato, recordando las cosas que hace mucho quería olvidar que habitaban mi mente como una anciana que se niega a abandonar la casa que durante mucho tiempo fue su hogar, me sumergí en la inconciencia… al despertar estaba en mi cama con una bata ¿cómo llegue hasta aquí? Me vestí lo más rápido que pude y baje las escaleras… suponía que era temprano porque lo vi en la mesa con una taza de café en la mano
—Buenos Días—dijo desde el accidente no lo había visto en la mañana y mucho menos me había saludado, seguro se estaba volviendo loco—pero sientate, no te quedes ahí con esa cara, le diré a Carmen que te traiga el desayuno
—No gracias, tengo clases temprano y tu querías que estudiara—dije con brusquedad—así que necesito dinero
—mi cartera esta con mis llaves, ya sabes dónde toma lo que necesites—Pero que extraño—Oh y Marie ¿lo dejaras suelto? Hace mucho no lo veía así
—No papá, no lo dejare así
Subí a mi cuarto por lo que me faltaba y luego tome el dinero de la cartera de mi padre, más de lo debido si quería para el camino… tome el metro como era mi costumbre, llegue al insti cerca de la hora de entrada, por fortuna hasta después del almuerzo tenia clase con Luis y seguro no lo vería… así la mañana se fue rápido, la hora del almuerzo me la salte para pasarla en las escaleras del patio de nuevo vi a los chicos fumando, pero no pensé en acercarme no tenía ganas, además me esperaba algo mejor… por el momento las cosas iban bien hasta que Luis llego a sentarse junto a mí con el rostro entre sus manos, no pude evitar preguntar qué le sucedía
—Lorena me dejo—ya se había tardado, si toda la semana la había ignorado por mí
—No llores por ello, es una tontería
Se quedó callado todo el rato, hasta que sonó el timbre
— ¿Vamos?—le tendí la mano para que se parara y me miro de pies a cabeza
—que linda te ves hoy—en verdad me disgustaba este chico, pero no era tan mala como para no agradecer que tratara de “ayudar”
Las clases pasaron muy rápido, hasta que llegó la hora de salida… fui más rápida que él, le había dicho que iría al baño, pero a la más mínima distracción aproveche para irme… llegue al Bar en menos tiempo de lo que imagine, eso era lo único bueno de estudiar en Brooklyn
—Marie, Creí que no vendrías
—dame lo que vine a buscar y ahórrate las palabras
Luego de un par de minutos sentía como mi nariz se ponía roja, me quemaba, pero se sentía bien, tome uno de los cigarrillos de Horacio, sabía que no eran de los normales
—Había olvidado lo mucho que te gustaban las combinaciones
Al cabo de 3 sentía que volaba, ya nada era real, habían luces por todas partes, nos reíamos de las cosas estúpidas que decía Horacio, era como tocar el cielo, mi cielo, no me importaba nada más… estaba por inhalar la última cuando aprecio, con su perfecto rostro de desaprobación…
— ¿Marie te buscan?—todos se rieron al ver a Luis incluso yo lo hice aunque no veía el chiste, pero me pareció gracioso, camine hasta donde estaba
— ¿Qué quieres?
—sabía que estarías aquí, Dios ¿no te importa el daño que te haces con esto?
— ¿y a ti te importa? Mira es mi vida y si yo quiero desperdiciarla aquí lo hago, punto y final
Me tomo por el codo y me saco de ahí a rastras, me alejo lo más posible, parecía no prestar atención cuando le decía que me soltara, me empezaba a doler el brazo por la fuerza que implementaba para arrastrarme, se detuvo en una calle llena de coches, pero sin una sola señal de vida, me soltó y tomo una gran bocanada de aire, paso sus manos por el cabello, era como si estuviera tratando de pensar en cómo iniciar su discurso, hasta que por fin dijo
— ¿Por qué lo haces? Y no me digas “porque me gusta” porque no te lo creeré
—Pues dime que quieres que te diga
—La verdad solo eso, nada más, quiero una explicación—se acercó y sujeto mi rostro entre sus brazos—quiero entenderte, saber tus razones, saber porque lo haces ¿Qué fue tan malo?
— ¿en verdad lo quieres saber?
—Sí, sí quiero—estas eran de esas cosas que no se las puedes decir a nadie, pero si así me dejaría en paz no importaba
—bueno—inicie mi relato—hace 6 años tuve un accidente y mi madre murió, íbamos camino a la casa de mi abuela, la madre de mi padre, yo tenía 11 años, estaba oscuro, solo se veían las luces del auto—respire profundo para poder continuar—mi madre recibió una llaman era mi papá estaba molesto porque no habíamos podido llegar temprano, entonces en la curva de la carretera vacía mi madre soltó el teléfono, yo no comprendía lo que pasaba hasta que me miro, grite por el miedo que me embargaba, todo paso tan rápido, eran imágenes borrosas, sin sentido, la vi, eran completamente negras, se acercaron a mí y me acunaron, el dolor desapareció, lloraba en sus brazos, y ellas me entendían… Los paramédicos, policía y demás llegaron casi al amanecer, me llevaron al hospital, decían que yo estaba muy mal, que me había roto buena parte del cuerpo… mi padre entro y me dijo que ella había muerto, desde ese día mi vida se volvió un infierno
—La muerte de tu madre debe haber sido un golpe muy fuerte—cuando lo escuche me sorprendió porque me había sumergido tanto en mis recuerdos que había olvidado que él estaba ahí—pero esa no es razón para que hagas esto, ya pasaron 6 años
—cuando cumplí 13 mi padre insistió en que nos mudáramos a Manhattan, él no lo dijo pero yo sabía que así el trabajaría más y me vería menos, yo le resultaba repugnante se sentía culpable por lo de mama y yo era tan parecía a ella que no soportaba verme, me cambio de escuelas 3 veces porque en ninguna me adaptaba, hasta que cumplí los 14, me metió a una escuela mixta, ya que las anteriores eran solo para chicas, ahí lo conocí… era alto, tenía 16, muy guapo, de ojos azules y cabello en punta de color castaño, todas suspiraban por el… ¡Ja! El chico malo que todas aman su nombre era Martin, el vio en mi algo que lo atrajo… un día llovía a cantaros y se ofreció a acompañarme… a la mitad del camino me mostro una bolsita transparente con un polvo blanco dentro… en mi casa nunca había nadie, así que lo invite a pasar… esa fue la primera vez que inhale, me sentía tan bien, aliviada era como si el dolor no existiera, como si todo se hubiera esfumado… me convertí en la envidia de todas, nos besamos exageradamente frente a todas… rentábamos habitaciones en hoteles alejados de la ciudad, ahí llevábamos nuestra diversión, claro no había más que solo besos, me enseño a fumar, beber, inyectarme Dios se cómo se consume cada droga, hasta conozco drogas cuyos nombres no podrías ni pronunciar… Así fue todo el año… hasta que llego el 10 de enero del año siguiente, el día de mi cumpleaños “¿Qué quieres para festejar?” me había dicho… haríamos lo de siempre, pero con un poco más… llegamos a la habitación cerca de la 10pm estábamos volando jamás nos habíamos pasado de la dosis normal, pero ese día no importaba era mi cumpleaños…—hice una pausa en la historia porque era la parte más aterradora—me recosté en la cama, miraba el techo y veía como daba vueltas, era divertido, traía puesta una blusa azul, con un short beige, él se recostó junto a mí y empezó a acariciar mi estómago por debajo de la blusa con su mano, yo estaba tan desconcertada, me coloque sobre él y comenzamos a besarnos, de una manera llena de deseo, pero solo fue un beso, se quedó dormido y yo me fui a escondidas, no era tan tonta como para permitir que el fuera el primero, a las dos semanas me entere que lo habían encontrado muerto en aquella habitación… yo imaginaba que estaba domino, y por eso me fui, era otra muerte más…—la voz se me quebró y no pude seguir, así que Luis me abrazo
No hay comentarios:
Publicar un comentario